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domingo, 20 de abril de 2008

Smoke o el placer de fumar...



Smoke, Wayne Wang & Paul Auster, 1994.

Auster puro: historias dentro de historias ya contadas o vividas por sus protagonistas.

El guión de Auster es preciso, precioso y con matices para todos los gustos.
Harvey Keitel hace de estanquero que controla los sinsentidos de las vidas ajenas: es un escuchador nato y un cuentista profesional, al que le gusta fotografiar en la puerta de su tienda, a la misma hora todos los días, con el mismo encuadre, la diferencia "mimética" de los días que van pasando.

Auster recrea la ficción y la realidad: el escritor de la película lleva el mismo nombre que Auster utilizó como pseudónimo para Jugada de presión, novela negra con la que Auster (1976) nace a la literatura y que ya daba síntomas de la profundidad narrativa que poseerá siempre.

El personaje de Keitel ayudará a su manera a centralizar en su estanco la historia del escritor en crisis, del chico negro en busca de su padre y de su propia historia con su ex y los engaños que las relaciones personales ponen de manifiesto en esta "moderna" sociedad que compartimos.

Auster fascinado por lo anormal de la normalidad, en imágenes.

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