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martes, 29 de abril de 2008

Rosebud, a sangre fría.




Ciudadano Kane, Orson Welles, 1941.



Mi paja mental es contemplar cómo dos personas importantes consiguen todo cuanto se proponen. Si no es así, le dan la vuelta al argumento para llevar la razón, tenerla, poseerla y utilizarla en beneficio propio.

Sí, he visto por fin, Ciudadano Kane -derroche de alardes fílmicos innovadores, según los que saben- y Capote -historia de la idea de Capote sobre cómo escribir A sangre fría, inaugurando con ella, la novela documental, y removiendo los cimientos de la narrativa norteamericana de los años 60-.

Lo personal, político y social, se advierte en el personaje de C. F. Kane. Lo ególatra, irónico e inteligente, en Truman Capote.

Ambos pelean por un único fin: demostrar que con tesón (publicidad, reiteración o violencia, verbal o de la otra) se puede conseguir que te escuchen, que te sigan, que te obedezcan, que te lean...

Qué miedo.


Capote, Bennet Miller, 2006.


6 comentarios:

Anónimo dijo...

me queda claro que el comentario en respuesta a Rabelais, tiene un sinecdóquico acento orson wellesiano.

Sin embargo, para seguir con la discusion voy a tu proximo post.

Por lo pronto Andrade es una excelente tarea.

Salud carnavalesca, donde el clown somos todos.

tabúclown dijo...

Toda la razón: voy a por Andrade. Estoy con Rimbaud, Vila-Matas, Fresán, Beckett y Octavio Paz. Y Gogol y Wellek... A ver.

...y las películas, claro.

Grazie.

Sirena Varada dijo...

Interesante reflexión sobre un nexo común entre ambas películas. Y sin embargo, más allá de las historias, hay algo que las hace intratables entre ellas: sólo una de esas dos películas es imprescindible.

tabúclown dijo...

Guou... Lo radical es pensar que no hay nada imprescindible, ¿no?

No me atrevo a hacer un juicio de esa manera.
Cuando me leí "A sangre fría"... uf, pensé que no había nada así. Bueno, quizá algo de Burroughs como "El almuerzo desnudo" (el libro, claro), que es brutal, pero... Cosas parecidas sí, claro, aunque creo que el retrato de alguien tan especial como Capote, está bien contado en la película.
Lo demás es discutible, claro, como cualquier opinión.

Un saludo.
(Supongo que sé cuál salvas de la quema, cinematográficamente hablando...)

Sirena Varada dijo...

Espera que piense...a ver: ¿lo radical es pensar que no hay nada imprescindible? No me atrevo a contestarlo. Para empezar habría que matizar la palabra imprescindible, ya de por sí muy radical.

Tu entrada animó a pensar qué era lo que más distanciaba a ambas películas, y supones bien...

Un beso

tabúclown dijo...

Las actitudes de los poderosos se parecen mucho: frialdad para conseguir objetivos, reparos ante lo no conseguido y volteo de tortilla al no conseguirlo porque realmente "no lo querían" (el "yo he decidido mi destino")... algo así vi en ambas.

Convencer, puede, el que tiene medios: a veces la palabra únicamente no es útil.

Dinero, publicidad, apoyos sociales... todo para que esto siga siendo lo que es. Cualquier manifestación artística que nos muestre (sin convencernos de nada, claro) cómo va esto, lo bueno y lo malo, lo necesario y lo accesorio, a mí me sirve de contrapunto ante las dudas que vienen de fuera, y me aclara más, aunque sea duda social o ideológica..., que el poder habla el mismo lenguaje en diferentes épocas, medios o acciones: habla ahora con alguien del R. Madrid ( el mejor equipo español), de la crisis económica que NO padece el jugador de este equipo (que vemos cómo juega o no, pero que cobra millones) y de lo felices que todos son pegando botes en la Cibeles (ricos y pobres)... Quizá el ejemplo no sea bueno. Yo me entiendo, por lo del poder.

Un saludo.