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domingo, 20 de abril de 2008

La rana que no sabía que estaba hervida, ¿libro de auto-ayuda?



La rana que no sabía que estaba hervida, Olivier Clerc, Maeva ediciones, Madrid, 2007.

Hablando con Pepe Mata, experto lector de chinos, japoneses y orientales, me comentaba que los libros así denominados le daban grima.

Lo entiendo perfectamente: compartir algo personal queriendo hacerlo general... es increíblemente parecido a intentar explica un aroma que reconocemos, pero que desde pequeños llevamos grabado en esa memoria olfativa difícil de estar a la altura, al describirla, del personaje de Süskind.

Por eso, cuando Tommaso Padula me regaló el libro, recordé "Cartas para Claudia" de Bucay, cuando Bucay no era Bucay, es decir, cuando no era un best-seller cada libro de auto-ayuda que publica.

Clerc escribe claro, a través de siete historias, las características que hemos de mantener si queremos estar en paz (relativa) con nuestro entorno, ya sea personal, profesional o social.

Critica los hábitos que nos restringen, alaba la independencia y aboga por una conciencia que nos permita tomar decisiones personales que nos vengan bien en cada momento de nuestra vida.

El ataque al otro hace que se reafirme en su postura, afirma Clerc, por lo que el respeto, el diálogo y la tolerancia a la diferencia son las claves que tenemos que asumir: conocer nuestro sufrimiento y nuestras alegrías, así como las del otro, darnos tiempo para asumir los cambios y crecer con ellos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Los libros mal denominados de auto-ayuda, me parecen de un pretencioso brutal. Cómo se pueden generalizar "consejos" en situaciones tan personales y únicas como las depresiones, la baja autoestima, la infelicidad, etc??????? Sabes que pillaron fumando a Allen Carr, escritor del libro "Es fácil dejar de fumar si sabes cómo"? Pues así todos. Patético.
R.D.P.

tabúclown dijo...

Creo que todos buscamos ayuda desesperadamente sin pararnos a pensar en lo que somos.
Y más en estos tiempos: al perder ciertos valores personales, parece que hay gente que pretende encontrarlos fuera. Pero ya están. No hay tiempo de mirarnos o lo que vemos nos asusta, no nos gusta o nos disgusta... uf.