Rodrigo Fresán, Historia argentina, Anagrama, 1993 (en Argentina, en 1991, con... 28 añitos).
Recuerdo que por aquello del fetichismo, encontré la primera edición del librito que me hiciera pensar, escribir, leer, pensar y volver a escribir sobre él en El fingidor. Ya la leí, pensé, pero quiero tenerla, decidí. Ya tenía la segunda, con portada nueva, de unos años después, pero...
Dicho librito mostraba en portada, (hablo de la primera edición) si no recuerdo mal, la calavera de Mickey cruzada con dos tibias, como si de una bandera pirata se tratara (dibujo de Juan Fresán para la primera novela-compendio de cuentos de su hijo Rodrigo).
Ahora pienso que se cumplen cinco años de la segunda edición que Anagrama publicara del primer libro de Rodrigo Fresán.
Cómo pasa el tiempo, me dejo topicar; después llegarían La velocidad de las cosas, Esperanto, Jardines de Kensington y por fin, desordenado en el tiempo y último libro que conseguí de Fresán, Vidas de santos. (No quiero pensar en el vacío de Trabajos manuales, ¿de acuerdo?, oh Girolamo...)
Recuerdo que escribí dos reseñas. Una fue publicada. La otra era una interpretación personal: una especie de glosa a las ya glosas que Fresán tan bien escribía.
Mi admiración por este escritor crece día a día, y sus pesonajes me acompañan cuando escribo o leo o hablo o vivo. Nina... y el sempiterno personaje sin suerte (Alejo) pero al que nunca le pasa nada, no se asusten ustedes, el aprendiz de brujo y los secuestros de una patria fragmentada, como el modo de escribir de Fresán: el invento de una patria personal, con sus círculos privados y sus plazas públicas, sus opiniones y las confesiones sobre las relaciones y la literatura, así como de la crítica y la modernidad "tan post que estamos viviendo" por plagiarme un poco.
Y creed lo de la portada, porque me he dejado los ojos en google, pero no hay manera de encontrar una foto. Escanearé y pegaré.
...esperando un Tsunami a ritmo de Pop...
"Sigo más adelante".
No hay comentarios:
Publicar un comentario