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martes, 20 de mayo de 2008

Vian, Vian, Vian...



El amor es ciego, en El lobo-hombre, Boris Vian, Tusquets, 1991.

1945-1952. En estos siete u ocho años, Vian reúne bajo el nombre de "El lobo-hombre", unos cuantos relatos que son fundamentales para conocer a este escritor.


El otro día, recordé, hablando con gente de Saramago y su "Ensayo sobre la ceguera", el cuento de "El amor es ciego".

¿Qué pasa si toda una localidad sufre una tremenda y espesa neblina que no permite ver nada ni siquiera tu propio cuerpo?

Dos opciones: fuera complejos, prejuicios y diferencias o no querer "ver" que no se ve nada.

¿Y el final? ¿Qué pasa si se toma la primera decisión y llega un momento en que dicha niebla -ceguera, oscuridad...- se levanta, y los pajaritos cantan y todo vuelve a la normalidad?

Divertida solución la que propone Vian, cuyos personajes como siempre están sueltos, indecisos, libres y su prosa, contagiosa, pegajosa...


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