Música, sexo, cine, literatura, tabúes, humor...

jueves, 29 de mayo de 2008

Magistral, como siempre, el señor Octavio Paz...




La llama doble
, Octavio Paz, Seix Barral, 1993.

Palabras contra la muerte. Cada uno lo intenta a su manera, no nos olvidemos.

Lúcido ensayo sobre el sexo, el amor y el erotismo. Algo que siempre ha existido y existirá, el sexo, las diferentes demostraciones de un medio para procrear o sus derivaciones estéticas y sociales que configuran el erotismo: lo amplio que es el amor y sus diferentes concepciones variando según la época.

El sentimiento enfrentado a la cultura: cómo cambia dependiendo de la sociedad, las tradiciones la política y los discursos de poder a lo largo de nuestra historia y, enormemente beneficioso, no sólo la occidental, por supuesto.

La ciencia, la filosofía, la literatura, la política, el capital y la religión: cómo influyen en las relaciones personales la democracia, el fascismo, el comunismo, la iglesia católica, el tratamiento del concepto de alma, el papel fundamental de la mujer y la poesía, en algo que nos ha preocupado y nos preocupará mientras estemos vivos.

El dolor de sabernos temporales y la mentira (no pretendida) de decir "te quiero para siempre" a un cuerpo que como tal se corrompe, y a un ser, que como tal, es cambiante.

Ahí lo llevas...

(amor de bonobos...)
(uah entre humanos...)

Lo extraño de Jack...


I'm coming, Jack the Ripper, 2003.

Guitarras, trompetas, trombones, desahogos melódicos brutales y una tristeza que acompaña a los muertos es algo de lo que ofrece el tercer disco de este grupo francés formado por ocho músicos.

La voz es un instrumento más que aporta lo mejor que tiene: unas notas disonantes y acordes, ensordecedoras de rugidos a veces, o de susurros lastimeros con un violín que guía por caminos insospechados hacia voces o pianos que enfatizan esa extrañeza, ese encontrar bellas sonoridades donde parece muy difícil encontrar algo hermoso.

Los personajes como Martha, Hamlet... nos transportan a un mundo enrarecido, melancólico, nos trastocan, nos apasionan o nos hunden en la apatía para reventarnos con unas sugerentes melodías.

El verso clásico y el abrazo al otro.



Serena luz del viento, Francisco Javier Egea, 1974, Granada.

Fue accésit dos años antes del Premio Federico García Lorca de poesía.

Javier Egea tenía entre 19 y 20 años cuando dibujó el sentimiento del amor, del abandono, del correr de la vida enamorado y desenamorado, con bellas palabras, seleccionadas de entre sus lecturas clásicas, de las que era, dicen los que lo conocieron, un magnífico lector.

Metáforas plenas, comparaciones inmensamente hermosas, preocupación estética y ética de que el verso comunique más, de que sea más que unas simples palabras unidas.

Un primer libro redondo, con sonetos en endecasílabos y alejandrinos, con verso libre y musicalidad extrema aposentada en esa melódica melancolía que Egea acarició siempre.

Las ilustraciones de Juan J. León aportan la magia visual de otro poeta y nos susurran esas relaciones tabernarias, de amistades antiguas y versos escritos al dorso de servilletas y con aroma a vino. Cuando los poetas bebían y hablaban con el mundo a través de la belleza formal y moral que la poesía a veces, consigue transmitir.

Javier Egea fue el mejor y más consecuente poeta con su tiempo, su poesía y sus pensamientos.

Javier Egea dejó escrito esto (de Paseo de los tristes):

-¿Sabe quién mató al sr. Egea?

-Lo sé.

-¡Pues dígalo inmediatamente!

-Yo me arrojé al vacío
desde la estrella muerta
y ya no tengo miedo de morir.

Auster y la revisión de Peter Pan.



Mr.Vértigo, Paul Auster, Anagrama, 1994. (Traducción de Maribel de Juan)

Con múltiples referencias a Peter Pan y la muerte rondando desde la misma historia hasta la estructura narrativa del libro, Auster despliega una madurez creativa que, para sus lectores no es nueva.

La historia cíclica de Walter, su "vuelo" de la nada a la cima y de nuevo al fango para resurgir: el azar como sabe utilizarlo Auster; un niño perdido negro, el racismo como costumbre, la iniciación de la juventud, el sexo, una india que hace de madre y un maestro que enseña a vivir, y una Wendy que permite vivirse.

La mediocridad del que no aspira a creer que el mundo está lleno de metáforas maravillosas: el realismo de un país como EEUU y una crítica al "país de las oportunidades".

Una síntesis perfecta del miedo que proporciona lo nuevo y maravilloso que, a veces, surge del otro.


Historias de sexo y amor: síndromes varios.

Hace poco mantuve un diálogo que me hizo pensar: hablaba con un colega que no veía desde hace tiempo, Javi, y me dijo lo que normalmente sentía tras, como decía Góngora, la batalla en campo de pluma:

-"... un Abismo Nihilista Postcoital". El famoso ANP.

Ahora mi colega ya no siente eso. "En otros lares", le comenté, "lo llamamos el GSC: Ganas de Salir Corriendo". Los síntomas, normalmente, son encubiertos con una neblina mental provocada por una calada al típico y peliculero cigarro de después...

Quedamos en que cuando no sucede esto, el amor en todas sus intermitencias temporales, finito y sin fracaso personal, fluye y toma las riendas de la vida: sin más, ni opiniones ajenas ni dudas personales.