Happiness..

La lealtad llevada al extremo.
El deseo que se siente por alguien incluso cuando no se le ve.
El recuerdo de la sonrisa eterna y chispeante.
Lo que queda de bonito tras la guerra, los aparejos no del todo rotos, los cuerpos que parece que respiran.
La música que me hace estar vivo, que me evade, que me deja sentirme un poco más de aquí estando en su reino.
La importancia que se le concede al otro.
Una mirada felina por la calle que nos pone los pelos como escarpias autóctonas de la flora y fauna andalucita...

(Anyway, hubo algo tan hermoso que brilló con una pureza que jamás olvidaré: uno, dos momentos surrealistas, hermosos, naturales y delicados, salvajes y transitorios, casi decididamente perfectos... sin serlo.)

Amor se llama el juego, Sabina.