Todo lo que siempre quiso saber sobre el sexo y nunca se atrevió a preguntar, de Woody Allen, cumple 36 años.
Allen se anima a expresar su punto de vista sobre temas como la infidelidad, la preocupación por la "normalidad" impuesta en el sexo, el travestismo, la zoofilia, la homosexualidad, los estudios "rigurosos" sobre la sexualidad humana, el adulterio, la exhibición, la retórica sexual, las desviaciones mal vistas socialmente...
87 minutos (ni más ni menos) divididos en 7 partes donde Allen juega con el mito, el tabú y la crítica al mundo moderno, donde todo es "televisivo", justificable y moralmente casi aceptable. La ironía que demuestra al tratar temas tan espinosos como la zoofilia, contrasta con la preocupación de mostrar que en diferentes épocas y diferentes culturas, básicamente la materiaa "discutir" es la misma: la parte animal de la persona busca sexo donde y cuando sea, si el instinto utiliza todo su poder. Como dice en la primera historia el bufón venido a menos que pretende a la reina con la excusa de un bebedizo:
"...y aunque ello me cause enojo,
tengo que abrir el cerrojo
para ver si voy, y mojo."
La traducción es divertida, ya veremos en inglés qué dice el juglar cuando quiere aperturizar la moral de la "fiel" reina.
La anormal relación que tiene el pastor con la oveja, normalizada cuando es el doctor el que la vive en sus carnes, se convierte en usual, aceptable, con los problemas normales de una pareja, al pasar ambos, doctor y oveja un rato en la cama: ahí la locura ya no es tal, y se puede justificar el cariño y el sexo hacia un animal sin que por ello, haya de ser tachado como loco.
La aceptación es lo importante en la sociedad y las rutinas se rompen, según Allen, cuando lo privado y lo público copulan: la televisión nos muestra como un concurso, las desviaciones de un rabino al que le excita ser atado; una chica disfruta manteniendo sexo en lugares públicos; el amor y la comprensión de la mujer, justifican que un matrimonio acepte que el marido disfrute vestido de mujer; experimentos estrafalarios de un "científico loco" demuestran que lo excesivo conduce a la represión (un enorme sujetador para un pecho asesino y gigantesco), como cualquier extremo; la religión no es un medio eficaz para combatir algo tan irracional como el deseo, diferente y diferenciador entre hombres y mujeres;la parte que nos cuenta sobre el cerebro y su importante labor en nuestro cuerpo, tiene su punto culminante en los mitos del espermatozoide miedoso (Allen), que contrastan con lo aprendido educacional y culturalmente que un compañero de aventura le recuerda: lo que nos enseñan enfrentado al desconocimiento de la experiencia no realizada, la vida misma: teoría versus práctica; genial, también cuando prenden a un "cura" que trabaja en el departamento de conciencia, preocupado por la moral que es el que casi provoca un sabotaje sexual en toda regla...
Una película entretenida y con una crítica muy al estilo de Allen: la libertad sexual y las diferencias entre las personas en un tema tan complejo en el que entran en juego, cultura, sociedad, política moral, religión, y devaneos personales de un director que aprovecha los recursos de la cámara como la luz y el color, los planos y los personajes, con una maestría que atrae y engancha por la facilidad narrativa aparente que tiene. Quizá gustaría ver, algúna de las 7 historias, como la del espermatozoide, contada desde el punto de vista femenino: sería interesante ver el ingenio de Allen a la inversa...
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